Juan Iribarren (1956)

Desde los inicios de su trayectoria, Juan Iribarren ha atendido a un proceso en el cual la cualidad representativa de su pintura ha ido confinándose, cada vez más, a los aspectos más sutíles, etéreos y efímeros de la realidad: la atmósfera, el clima, las sombras el vacío. Sus lienzos aparentan así una abstracción de tendencia lírica e informal, pero responden a rigurosos estudios del tiempo, del tiempo, de la luz. Entre sus investigaciones más destacadas se cuenta el registro sistemático de las variaciones lumínicas y cromáticas que, a través de las ventanas de su taller, se proyectan sobre los lienzos. Los campos de colores aparecen subdividios por estructuras ortogonales y el conjunto todo evoca las obras de Mondrian, pero los colores son impuros (nunca planos o primarios) y las subdivisiones corresponden a las sombras del marco y los largueros. Esta subversión del neoplasticismo ha sido llevada por Iribarren hasta los terrenos del dibujo, de las artes gráficas y de la fotografía. Valipéndose de esta última técnica, el artista fotografía (y en ocasiones interviene digitalmente) sus pinturas ya realizadas sometidas nuevamente a las incidencias climáticas tamizadas por su ventana y da lugar así a nuevos efectos de luz, sombra y color, así como a una inquietante ambigüedad entre relaidad representada y realidad fotografiada.

Juan Iribarren
Sin título
Fotografía
2005
24 x 17.7 cm
Juan Iribarren
Sin título
Fotografía
24 x 17.5 cm
Juan Iribarren
Sin título
2006
75 x 57.7 cm
Juan Iribarren
Sin título
1999
38 x 28 cm